La EDM inaugura la temporada con lleno total en las instalaciones
Comienza la competición y la Escuela de San Blas no da abasto. Y está a tope porque no tiene más campos donde entrenar y jugar a su deporte favorito: el fútbol. Alrededor de 200 niños se han quedado fuera y ya no cabe ni un alfiler. Con 32 equipos y 550 fichas federadas la EDM se convierte en la más nutrida escuela del Este de Madrid.
El reparto de camisetas, pantalones, medias y chándales es una de las principales ocupaciones de la Junta Directiva todos los años a principios de temporada. Ver las caras de los niños recién llegados a la Escuela es todo un espectáculo. Los prebenjamines, los de más corta edad, no dan crédito a lo que ven sus ojos. Sobre la mesa de reparto del material de la firma Rasán, el presidente y sus ayudantes se vuelven locos a la hora de asignar a cada niño su petate. "Marcos López, tienes el número 12 y espero que esta sea tu talla", decía Jesús Gutiérrez, el presidente de la Escuela, al que se ve disfrutando como un enano viendo la ilusión con la que se inicia la 20 temporada en los campos de la Avenida de Guadalajara.
Largas colas de los peques y de sus padres, que empiezan a saborear el sacrificio que les espera con dos días de entrenamiento a la semana, además del partido de los viernes o sábados. "Ha costado entrar, la lista era interminable para ingresar y hemos tenido éxito, mi hijo Alejandro podrá jugar al fútbol y encima muy cerca de casa", decía Alex, uno de los padres. Este año la EDM ha recibido a 60 chicos en las categorías prebenjamín y benjamín y otros 20 en el resto; los primeros han entrado por estricto orden de inscripción, los más mayores han accedido por pruebas realizadas en la pasada primavera.

Formación de equipos
Sobre el césped los entrenadores y sus ayudantes van conformando los equipos bajo la atenta mirada de los padres. Carlos, Hugo, Dani y Emilio se están conociendo, hablan poco y se miran de reojo. Visten la camiseta del Real Madrid, del Atlético, del Barça y de la selección española. "Sois el equipo B de los prebenjamines y este es vuestro entrenador", explicaban los coordinadores. Mientras se hacían los grupos y se asignaban profesores, un nutrido grupo de padres hablaban e intercambiaban opiniones. "Creo que hemos tenido fortuna, el chaval está entusiasmado y no para de jugar al fútbol, pero los padres solo queremos que sea un complemento a su formación, como una actividad extraescolar que no tiene en su colegio", señalaba Víctor, uno de los padres primerizos. "Si destaca, ya veremos lo que nos depara el futuro, pero esto es muy difícil y te lo digo por experiencia propia", esgrimía Antonio, otro padre que sabe lo que es jugar al fútbol en la regional madrileña.
Tras el reparto del material, comienzan los entrenamientos. Los peques miran a los más mayores sobre los dos campos de fútbol 7; el de fútbol 11 sigue petado. "Los aficionados ya han empezado la competición con buen pie, nos va a costar mucho dinero mantener este equipo en la categoría, pero creo que el esfuerzo merece la pena. Olmeda, el entrenador, está haciendo una gran labor y ha subido siete juveniles que se merecen estar en lo más alto. El esfuerzo competitivo es nuestra meta y para ello tenemos a dos grandes directores deportivos como son José Luis Pérez González en las categorías superiores y Eduardo Crespo, recién fichado, para las inferiores. El organigrama está bien pensado y estructurado, pero necesitamos más campos de fútbol, hemos sobrepasado todas las previsiones", aseguraba Gutiérrez, encantado de presidir una escuela que está marcando época en el este madrileño.
El futuro de la cantera
El concejal presidente no paraba de saludar y animar. "Sois el presente y el futuro de la Escuela", les decía a los jugadores, a la vez que alababa el trabajo realizado. "He quedado gratamente sorprendido con esta escuela, no me imaginaba que pudiera estar todo tan bien organizado. Además me han informado de que salen talentos que después se van a los grandes clubes de la región, y eso siempre es motivo de orgullo", analizaba Erguido, micrófono en mano, ante un auditorio con más de 2.000 personas. Tras la entrega de trofeos se marchó, prometiendo volver y seguir de cerca al esta escuela y al resto de las disciplinas deportivas.
Después empezó la fiesta, los niños se repartieron entre los tres campos a jugar al fútbol, como si hubieran tenido tiempo durante la temporada. Un pequeño incidente hizo necesaria la presencia del Samur para atender a un joven jugador, pero las buenas noticias sobre su salud no tardaron en llegar y la fiesta continuó hasta la medianoche. Los bocadillos, más de 600, desaparecieron casi de inmediato y los refrescos y cervezas también daban signos de agotamiento.
Bajo una carpa los DJ contratados no daban abasto con las peticiones del oyente. "Generalmente quieren música latina y nosotros obedecemos", decían bajo una nube de humo, como en las mejores discotecas. Baile y fútbol, familias enteras en el césped dando unos pasos al son de "Paquito el chocolatero".
Losé Luis y Luisa, son los padres de uno de los alevines, al que siguen todas las semanas en los entrenos y después los fines de semana en los partido, un esfuerzo considerable. "Creemos que nos merecemos una fiesta como esta, bien organizada y con barra libre, al final las familias somos el sustento de la escuela, pero ver a tus hijos disfrutando con el fútbol no está pagado con dinero", decían mientras se apagaban las luces del campo. Llegaba la medianoche y los planes eran continuar. Hasta el año que viene.